miércoles, 19 de octubre de 2011

Carbono 14

Para 3 actrices y un actor. Ahí va!



San José estaba de mal humor.
Él era el único que tenía cara larga
en aquél pesebre donde el niño Jesús,
recién nacido, resplandecía en su cuna
de paja. Todos sonreían: la Virgen María,
los angelitos, los pastores, las ovejas, el
buey, el asno, los magos venidos del
Oriente y la estrella que los había
conducido hasta Belén. Todos sonreían
menos uno. San José, sombrío, murmuró:

-Yo quería una nena

Eduardo Galeano, “Patas arriba"



CARBONO 14

Escena I
Interior de una casa. Milagros llora desconsoladamente. Tiene en la mano una caja de medicamentos. Su hija Evangelina intenta calmarla, mientras ella saca pastillas y las mete en un recipiente.


Milagros: -¿Por qué, me querés decir? ¿Por qué me hacés esto?

Evangelina: -Yo no te hice nada, mamá.

Milagros: -¿Ah, no me hiciste nada? Mirá. Mirá cómo estoy. ¿Sabés cuánto tuve de presión cuando me enteré? ¿Sabés cuánto tuve? Ocho nueve.

Evangelina: -Mamá, por favor.

Milagros: -Ocho de máxima.

Evangelina: -Ay, no exageres, ¿querés?, yo no vine acá para…

Milagros (interrumpiéndola): -Taquicardia también. ¡Taquicardia! Se me reventaba el prolapso. ¿Sabés qué me dijo el doctor? (toma un pisapapa)

Evangelina: -¿Qué te dijo el doctor, a ver?

Milagros: -Que yo no puedo tener un solo disgusto más, por el colesterol. (aplasta las pastillas con el pisapapa)

Evangelina: -Por el colesterol tenés que dejar de ponerle 10 huevos a las tortas, eso tenés que hacer. ¡Dame eso, ¿querés?! (Le saca el recipiente)

Milagros: -¡Dejame! Mejor matarme antes que irme apagando por esta vida de porquería. Quiero que se termine todo, no quiero más noticias, ni doctores, ni nada.

Evangelina: -¿Qué doctor te vio?

Milagros: -El chico del quinto B.

Evangelina: -Mamá, el chico del quinto B está en segundo de odontología.

Milagros: -Bueno, pero me trata bien, me dice “Milagritos, cuidesé”. Y algo sabe de medicina. Tienen “Anatomía” ellos también. Hay carreras que son muy completas, no como eso que hacés vos.

Evangelina (atajándose): -No. Por favor, no…

Milagros: –¿Por qué antropología, por qué, por qué?. Yo no te digo que hicieras lo de tu hermana, pero aunque sea, no sé… psicóloga, como tu prima Julia.

Evangelina: -¡No te puedo creer que empieces otra vez con eso!.

Milagros: -Decime, ¿de chica no querías ser enfermera?

Evangelina: -Si. A los 3 años.

Milagros: -Pero las vocaciones son así, uno las siente en los primeros cinco, seis años de vida.

Evangelina: -¿Me vas a decir que vos a los cuatro años ya querías ser pedicura?

Milagros: -¡Yo tuve problemas de crecimiento, vos lo sabés muy bien! A los seis años parecía de tres; a los doce, de ocho.

Evangelina: -Y a los diecinueve, de treinta, porque ya tenías dos hijos. Dejate de decir estupideces, ¿querés?

Milagros: -¿Yo digo estupideces?. ¿Yo digo estupideces?. ¿Y lo que escuché en la tele qué es, eh?. ¿Eso qué es? ¡Un tiro de escopeta en el corazón de tu familia! ¡Eso es!. ¿Sabés cómo está Mercedes?. ¿Eh?

Evangelina: -No, pero me imagino.

Milagros: -¡Está rezando por vos hace dos días!. Ella también te había dicho que estudiaras otra cosa. Pero claro, la señorita Evangelina no le hace caso a nadie. Siempre la oveja negra, el tiro al aire. (sale de escena, Evangelina le sigue hablando)

Evangelina: -Mamá, si querés volver a discutir sobre por qué Antropología, discutimos. Devuelvo el título, subo 15 kilos, lo revivimos a papá, la sacamos de la secta a Mercedes, le extraemos 2000 litros de vino del hígado a Pedro y discutimos. Pero me parece que ya es medio tarde.

Milagros (volviendo a aescena): -¡No te voy a permitir que hables así de tus hermanos! Ellos no te hicieron nada y vos les pagás de esta manera. Lo que pasa es que sos una resentida y siempre lo fuiste. Nunca soportaste que tus hermanos se destacaran, que te ganaran al Scrabel.

Evangelina: -¡Tenían 5 años más que yo, cómo no me iban a ganar!. Bueno, basta, basta, yo me voy porque así no vamos a llegar a nada. ¿Vos abriste el gas?

Milagros: -Si. Andate y dejalo así. (Evangelina sale de escena) Cerrame todo y volvé mañana. Llamá a tus hermanos, deciles que así es mejor.

Evangelina (volviendo): -Yo no voy a llamar a nadie, ¿me escuchás?. Y vos te vas a quedar calmada, porque estás exagerando.

Milagros: -¿Sabés cómo me puse cuando escuché tu nombre? Además lo dijo Suárez Huidobro, que es tan serio. Dijo “el equipo de investigación lo conforman, por Argentina, Evangelina Frías…” y ahí me bajó la presión y no escuché más nada. Ni los nombres de tus compañeros canadienses

Evangelina: -Australianos

Milagros: -¡Es el mismo país, no me digas! Desarrollados al divino botón buscándole siempre la quinta pata al gato. Pero se pueden ir todos sabés adónde, ¿no? ¿sabés adónde? (se larga a llorar). ¿Por qué Eva, por qué?

Evangelina: -Bueno, mamá (pausa). Bueno, tranquilizate.

Milagros: -¿Te acordás cuando te bautizamos?

Evangelina: -No

Milagros: -Claro, porque eras bebé. Pero el cura que te bautizó, el Padre Jorge, que en paz descanse, tenía fama de ver el futuro, y me dijo: “Milagros, esta niña va a traer muy buenas noticias al mundo. Cuídela, por el bien de todos los cristianos”… Menos mal que lo pisó una moto.¡Si hubiera sabido…!

Evangelina: -No le habría gustado mucho, ¿no?.

Milagros: -¡Te hubiera echado aceite hirviendo en vez de agua!, como dice Mercedes. (Toma una soga gruesa, empieza a hacerle un nudo corredizo)

Evangelina: -¿Mercedes dice eso?. No me extraña, siempre tan dulce…

Milagros: -Callate. Ella es una santa

Evangelina: -Es loca, mamá. Loca de remate.

Milagros: -No seas irrespetuosa. Pedro dice que está…

Evangelina (interrumpiéndola mientras le saca la soga de las manos): -Del orto. Eso dice Pedro: “mi hermana está del orto”. (tira de la soga) ¡Y este nudo no es corredizo!

Milagros: -Si, pero él la entiende y la quiere igual. Y la ayuda con los trabajos del templo.

Evangelina: -Si. Eso es verdad, ¿y sabés por qué?. ¿Sabés que hacen en el templo? Cerveza casera hacen. Por eso Pedro la ayuda.

Milagros: -Pero si él hasta reza de noche.

Evangelina: - Si, para que no se corte la producción, será.

Milagros: -Dice que el Santo Rubén le encomendó a tu hermana los sacrificios y a él la cerveza que purifica el alma. (toma una bolsa de nylon) Cuando se entere de lo que hiciste te va a matar. Te va a matar. Pero primero se va a morir. (se pone la bolsa de nylon para asfixiarse. Evangelina se la saca y sigue hablando normalmente)

Evangelina: -Perdón…¿sacrificios?

Milagros: -¿Qué?

Evangelina: -¿Mercedes hace sacrificios?

Milagros: -Si, pero de animales chicos. Lombrices, bichos bolita. Máximo ratas. Los hacen ahí en el templo.Y por eso los hace ella, porque estudió veterinaria.

Evangelina: - Si. Seis meses.

Milagros: -¿Y vos?. ¿Y vos?. Cinco años en la universidad, postgrados de no sé qué, becas de no sé cuánto, excavaciones de no sé dónde, viajes para andá a saber qué cosa….Y yo que estaba tan orgullosa de vos, cuando saliste en la revista esa, ¿cómo era?.

Evangelina: -Antropology Now.

Milagros: -Esa, toda en inglés que no entendía nada, pero que estabas tan linda en la tapa, con ese mono.

Evangelina: -Era un nene, mamá. De la etnia que descubrimos, ¿te acordás?.

Milagros: -Si. Los monitos esos. ¡Y yo estaba tan orgullosa! Y después te fuiste de viaje y dijiste la pavada esa.

Evangelina: -No es una pavada, mamá. Y no la dije yo sola. Es mucha gente que está continuando una investigación que ya lleva más de sesenta años.

Milagros: -¿Y cuántos años lleva Jesús, eh?. ¡Más de dos mil, mocosa! ¿Sabés lo que son dos mil años? ¡Toda una vida!. Ay, Dios mío, cuando se entere tu hermano de lo que dijiste te va a matar. Te va a matar.

Escena II

Evangelina y Pedro, quien tiene una cerveza en la mano. De vez en cuando toma un trago, pero no está ebrio.

Silencio.

Pedro (corta el silencio): -¿Mujer?

Evangelina: -Si.

Silencio. Pedro toma un trago

Pedro: -¿Jesús fue mujer?

Evangelina: -Todo indica que sí.

Silencio.

Pedro: -¿Y estaba buena?

Evangelina: -No sé. Pero la seguían doce tipos.

Pedro: -¿Eso es verdad?. Digo, los Apóstoles eran hombres, ¿no?.

Evangelina: -Si, si. Ellos sí.

Silencio. Pedro toma un trago

Pedro: -¿ Y Magdalena?. ¿No existió?

Evangelina: -Si, si. Ella existió también. Bah, todos existieron, sólo que Jesús era mujer. Todo lo demás, igual.

Pedro: -Todo lo demás, igual. (Silencio) Y Magdalena no era hombre.

Evangelina: -No.

Silencio

Pedro: -¿Todo… todo igual?

Evangelina: -Todo.

Silencio. Pedro toma un trago

Pedro: -O sea que vos me estás diciendo que Jesús fue mujer.

Evangelina: -Mujer.

Pedro: -Y Magdalena, mujer.

Evangelina: -Mujer.

Silencio.

Pedro: -¿Y cómo se dieron cuenta?

Evangelina: -Y, es largo de contar, pero básicamente encontramos los restos.

Pedro: -¿Los restos de quién?

Evangelina: -De Jesús.

Pedro: -Entiendo.

Silencio. Pedro toma un trago, pero lo interrumpe para hablar.

Pedro: -No. No entiendo: ¿de Jesús resucitado?.

Evangelina: -Habrá resucitado el alma. Los huesos estaban ahí, con la corona, las heridas en las manos, los pies y el pecho, el sudario y unas escrituras. Ah, y por supuesto, sus caderas de mujer.

Pedro: -¿Y las escrituras qué dicen?

Evangelina: -Que es la tumba verdadera, escondida de los profanadores. Dio buen resultado, la tumba oficial no duró ni tres días.

Pedro: -¿Y ya le hicieron los estudios… el Carbono 14, y esas cosas?.

Evangelina: -Hace 60 años se le hacen estudios, y ahora se llegó a la conclusión de que es real. Y con métodos que son mucho más nuevos que ese.

Silencio.

Pedro: -¿Y no le pueden hacer el Carbono 14 igual?. Por las dudas, digo.

Evangelina: -Ya está, Pedro. Es mujer. No se puede hacer nada contra las evidencias científicas.

Silencio. Pedro mira la botella, toma un trago.

Pedro (mirando la botella): -¿Y Adán y Eva?

Evangelina: -¿Adán y Eva qué?

Pedro: -¿Eran varón y mujer, o mujer y varón?

Evangelina: -En realidad…

Pedro (mirando a Evangelina): -O dos minas, puede ser. O dos putos. ¿No investigaron eso? ¿Si Adán y Eva eran putos?.

Evangelina: -Con Adán y Eva no hay problemas porque son cuestión de fe, como Dios. Los primeros seres humanos, en realidad, vivían en Africa, eran casi monos, y no conversaban con serpientes, ni se tapaban con hojas, ni eran blancos y lindos, sino negros y bastante peludos.

Silencio. Pedro amaga tomar un trago, pero no lo hace.

Pedro: -O sea que vos decís que Adán y Eva eran negros.

Evangelina: …y…si querés…

Pedro: - Negros africanos.

Evangelina: -… y… desde alguna óptica, sí.

Pedro: -Y Jesús mujer

Evangelina: -Mujer

Irrumpe en escena Mercedes, absolutamente sacada.

Mercedes: -¡¡¡Mujer las pelotas!!! ¡¡¡Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre y el nombre de tu hijo, el sagrado nombre de tu hijo Jesús. Jesús, el Salvador, el hijo de Dios, y el Mesías anunciado por los profetas. Jesús, nacido en Belén en el año 754 de Roma, y sobre el cual descansa la cronología cristiana!!!.

Evangelina: - ¡Falso!. ¡Esos datos responden al cálculo erróneo que realizó en el siglo VI el monje Dionisio!. ¡¡La fecha real de su nacimiento se ubica exactamente en el 749 de Roma!!

Mercedes: -¡Calumnias!. Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre y el de tu hijo Jesús. Jesús, o Jesucristo, muerto en la cruz a los 33 años, cuya vida es contada en los Evangelios. Escapado de la tiranía de Herodes, vuelve a Nazareth y a los 30 años empieza a predicar su doctrina en Galilea y Jerusalen, atrayendo el odio de los fariseos. Jesús, hijo de la Virgen María, ¡¡¡tú no lo conoces!!!

Si te quedaste con tremendas dudas sobre cómo va a reaccionar la psicótica de Mercedes con el descubrimiento de su hermana, hacia dónde derivará la inocencia de Pedro y el tradicionalismo de Milagros, escribime un mail a nicoallegro@gmail.com. Lo que sí no te imaginás es quiénes definen esta historia...